Un hiato es una secuencia de dos vocales que pertenecen a sílabas diferentes. Es fundamental ser capaz de identificarlos para aplicar las reglas de acentuación correctamente. Hay tres tipos de secuencias vocálicas que constituyen hiatos a efectos ortográficos (que no necesariamente de pronunciación):
a) La unión de una vocal cerrada tónica y una vocal abierta. El orden es indiferente, por ejemplo: raíz, oír, laúd, flúor, decíais, búho, ahíto.
b) La unión de dos vocales abiertas diferentes: roer, ateo, peleó, Peláez, espeleólogo, aéreo, léalo.
c) La unión de dos vocales iguales: leer, zoo, Rociito, chiita, chií, peleé, léelo.
El caso a) constituye una excepción a las reglas de acentuación. La vocal cerrada lleva aquí siempre tilde. Esto es lo que nos enseñaban en el colegio, de manera bastante gráfica, diciendo que se rompía el diptongo (o el triptongo, como en el caso de de·cí·ais). La presencia de la hache es indiferente, como se puede ver por los ejemplos bú·ho y a·hí·to.
Los casos b) y c) se tildan siguiendo las reglas generales, aunque a veces se prestan a confusión. Vamos a ver: ro·er no lleva tilde porque es una palabra aguda terminada en -r; a·te·o no tiene acento gráfico porque es una palabra grave terminada en vocal. En cambio, pe·le·ó es una palabra aguda terminada en vocal que necesariamente se ha de tildar, igual que le ocurre a Pe·lá·ez por ser palabra grave terminada en -z o a es·pe·le·ó·lo·go por ser palabra esdrújula. A·é·re·o se acentúa también por ser palabra esdrújula. Contiene dos hiatos y tiene, en total, cuatro sílabas. Cuidado, porque la mayor parte de las faltas de acentuación en palabras que contienen secuencias vocálicas se producen por no saber realizar correctamente el cómputo silábico, pues al final nos hacemos un lío entre secuencias de vocales que forman diptongo (pro·to·zoi·co, ar·te·ria) y computan, por tanto, como una sílaba y secuencias en hiato que han de contarse como dos sílabas (o·cé·a·no, es·té·re·o).
Un caso particular es el de las formas verbales a las que se les añade un pronombre átono, como lé·a·lo. El imperativo le·a es una palabra llana terminada en vocal que, por tanto, no se acentúa; pero cuando le añadimos el pronombre lo, gana una sílaba y se convierte automáticamente en una palabra esdrújula que exige tilde. Esto precisamente nos puede traer algunos quebraderos de cabeza. Tienes más información sobre la acentuación de estas formas verbales en la entrada dedicada a la acentuación de los verbos con pronombres enclíticos.
Los casos de c) los dejo para que los mires y te los expliques tú mismo. Si has ido siguiendo el artículo, debería estar claro por qué Rociito se escribe sin tilde y el porqué de la alternancia entre chiita y chií.
Estas reglas sobre la acentuación de los hiatos matizan y complementan las relativas a los diptongos y triptongos, de modo que todas ellas se han de aprender conjuntamente. En cualquier caso, te vendrá bien resolver un ejercicio para afianzar lo aprendido.
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Buena síntesis, clara y completa.
Hace unos años, una versión “antigua” del procesador de textos “word” contenía en su vocabulario un error de acentuación: “constituido” lo acentuaba en la “i” del diptongo. Leí muchos documentos “corregidos” por el programa, supongo. Es una de las razones, no la única, por las que no hay que fiarse de estos artilugios. Salud(os).