El laísmo

El laísmo consiste en utilizar el pronombre la(s) para el complemento indirecto femenino. Es un fenómeno típicamente castellano que se considera incorrecto en todos los casos. Para empezar, veamos un ejemplo:

(1) Dila que venga.

La norma del español exige que para el complemento indirecto se utilice el pronombre le(s) tanto para masculino como para femenino. En (1) el verbo decir toma un complemento directo (que venga) y un complemento indirecto que aparece erróneamente expresado con el pronombre la. Lo que debe decir el ejemplo anterior es esto otro:

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(2) Dile que venga.

El hablante laísta introduce en el pronombre del complemento indirecto una distinción de género que es ajena a la norma. En el uso normativo, el pronombre que expresa el complemento indirecto es siempre el mismo (le), independientemente del género del referente. No hay, por tanto, forma de indicar si estamos hablando de un hombre o de una mujer, de un objeto de género masculino o de uno de género femenino. Es el contexto el que nos proporcionará esa información, no el pronombre.

Algunos hablantes laístas incurren por ultracorrección en leísmo femenino de persona. El laísta corregido puede desarrollar un miedo cerval al pronombre la, hasta el punto de convertir la regla en una afirmación general del tipo ‘la’ está mal dicho. A partir de ahí empiezan a surgir construcciones erróneas como A tu hermana no le he visto últimamente. El razonamiento es: si se dice a tu hermana le he dicho también debo decir a tu hermana le he visto. Lo que no tiene en cuenta este hablante es que la función sintáctica de a tu hermana es completamente diferente en uno y otro caso: complemento indirecto en el primero y complemento directo en el segundo.

He aquí un ejemplo de leísmo ultracorrecto que me encuentro leyendo el periódico mientras desayuno:

(3a) De producirse esa fusión, La Caixa controlaría el 8,17% del nuevo banco, lo que le convertiría en el primer accionista individual [El País, 23-10-2007].

El redactor debería haber escrito:

(3b) […] lo que la convertiría en el primer accionista […]

El laísmo es corriente en Castilla desde la Edad Media. De hecho, muchos de los clásicos castellanos eran laístas. Santa Teresa de Jesús se nos revela muy abulense cuando escribe lo siguiente:

(4) A lo de escribir Teresa […], no creo si no es a la priora de Medina y a ella, por darlas contento, que no ha escrito a nadie [Santa Teresa de Jesús: Cartas].

No te vendría mal hacer unos ejercicios básicos para practicar. Después puedes ponerte con unos ejercicios de nivel más avanzado.