¡Atención!, una regla de ortografía rápida, útil y sencilla: los verbos que terminan en -jear se escriben con jota.
Tampoco es que sean muchos, pero con esta regla los solucionamos de una tacada. Entre los más frecuentes se encuentran ojear y hojear, cojear (que algunos pueden escribir mal por influencia de coger), flojear, gorjear, trajear, callejear, forcejear, masajear, lisonjear, pendejear (este es frecuente por el sencillo motivo de que no hay escasez de pendejos en el mundo), chantajear, homenajear y pintarrajear.
Además, esta regla es muy agradecida porque estos verbos conservan la jota en todas las formas de la conjugación (yo pendejeo, tú pendejeas, él pendejea, pendejearemos, pendejeen, pendejeando, etc.).
Vamos a citar además algunos de los raros, que también tienen derecho a existir. Ahí entra ajear, que es el gritito “aj, aj, aj” que sueltan las perdices cuando cuando las persiguen (RAE dixit). En algunos países, también puede significar ‘soltar ajos’ (que vienen a ser lo mismo que palabrotas).
No está nada mal tampoco jijear, que en Salamanca es gritar “ji, ji, ji”, pero no para reírse, sino como expresión de júbilo (si hay alguien de Salamanca en la sala, por favor, que nos ilumine al respecto). Claro, que según el Diccionario de la lengua española, la exclamación de marras se convierte en ijujú si seguimos viaje hacia el norte y nos metemos ya en León o en Cantabria. De ahí ha salido el verbo jujear.
Tampoco está nada mal abejear, que en El Salvador es ‘estar alerta’. Urajear es el sonido del grajo. Badajear es un verbo antiguo que viene de badajo. Significaba ‘hablar mucho y neciamente’ (qué pena que se haya perdido, con la falta que nos haría hoy).
Relajear viene de relajo. En Cuba es pitorrearse un poco de alguien. En México y El Salvador equivale a divertirse. Yo votaría por introducirlo en España en cualquiera de sus dos acepciones. También tiene su aquel anaranjear, que es tirarle naranjas a alguien (supongo que son cosas que se hacían antiguamente, porque hoy es inconcebible con el precio que tienen las naranjas). Bueno, todavía quedan verbos por ahí, pero con este vale, que tampoco hay que abusar.
La única excepción a esta regla es el verbo aspergear, que se escribe con ge y es una forma más rara de decir asperjar. Asperjar (o aspergear) es arrojar gotas de agua bendita con un hisopo. A no ser que seamos obispos o historiadores de la Iglesia, tendremos pocas oportunidades de escribirlo. Por tanto, a efectos prácticos, como si no hubiera excepción.
En fin, perdona que te anaranjee con información abigarrada e irrelevante, pero es que estoy convencido de que la ortografía con humor entra.