Introducción
La coma es el signo de puntuación que acumula más usos diferentes. Por eso mismo es el más difícil de dominar. Además, nuestra querida Ortografía de la lengua española introdujo innovaciones en su edición de 2010 (como en tantos otros ámbitos). Por eso, quienes aprendimos a usar la coma hace ya unas cuantas décadas necesitamos un repasito. Y quienes han pasado por el sistema educativo en época más reciente tampoco suelen encontrarse en mejor posición (o, por lo menos, esa es mi experiencia). En este curso, tú y yo nos vamos a emplear a fondo para que salgas de aquí tratándote con la coma de tú a tú.
Como ya veíamos en el curso Puntuación Viene de Punto, los dos signos básicos del sistema de puntuación son el punto y la coma. El punto se sitúa en el centro mismo del sistema. Cerca de él, pero a un lado, hallarás a su amiga la coma. La diferencia entre el uno y el otro yo me la represento con la analogía del rey y la reina en el ajedrez. El rey es la pieza clave. De él depende toda la partida. Sin embargo, sus movimientos son más limitados. La reina, por su parte, es la segunda en el escalafón, pero se desplaza por el tablero a toda velocidad. Por eso te la encuentras por todas partes.
¿En qué notamos que el punto ocupa el primer puesto y la coma el segundo? Una primera pista la encontrarás en el nombre puntuación, que, evidentemente, viene de punto. La segunda es que el punto puede vivir sin la coma. En cambio, ella no se puede pasar sin él. Si te empeñas, conseguirás redactar un texto completo a base de puntos, sin introducir ni una sola coma. No sería un texto típico, pero el sistema de puntuación te lo permite. Lo contrario es imposible: nunca podrás redactar un texto mínimamente extenso a base de comas. En algún momento tendrá que aparecer el punto. Como mínimo, necesitarás el punto final para concluir.
Pero cuidado: Esto no quiere decir que la coma sea un signo de puntuación de poco más o menos. Estamos hablando del rey y la reina del sistema. Compara la frecuencia de la coma con la de otros signos. Piensa simplemente en tu propio uso. ¿Cuántas veces utilizas en un texto el punto y coma (;) o los dos puntos (:)? ¿Cuántas veces te sirves de la coma? ¿Son más frecuentes los signos de interrogación o las comas, los signos de exclamación o las comas? Yo creo que todos estaremos de acuerdo en que nuestra amiga gana por goleada. Es un signo enormemente flexible, acumula múltiples funciones y por eso mismo presenta una altísima frecuencia de uso.
La forma de la coma también te da claves sobre su importancia dentro del sistema. Está formada por un solo trazo. Se parece en eso al punto, que es el otro signo básico. En cambio, los demás signos presentan formas complejas. Fíjate en el punto y coma (;) o los dos puntos (:). Se forman a base de combinaciones. Existe algún signo que consta de un solo trazo, pero tiene que emparejarse para entrar en acción. Eso es lo que les ocurre a los paréntesis, sin ir más lejos: no son nada el uno sin el otro. Y si te fijas en los signos de interrogación (¿ ?) y exclamación (¡ !), comprobarás que no solo combinan trazos diferentes, sino que además actúan en pareja. La ortografía te está lanzando un mensaje con esto: no todos los signos se hallan al mismo nivel. Algunos forman la base del sistema, mientras que otros se sitúan en capas adicionales.
Dentro del sistema de puntuación, el punto y la coma desempeñan su labor en niveles diferentes. El punto soporta la carga principal a la hora de estructurar los textos. Él marca el final de los enunciados (punto y seguido), de los párrafos (punto y aparte) y del texto mismo (punto final). En cambio, la coma encuentra su lugar en el interior de los enunciados. Señala el límite de ciertas partes que se pueden identificar en el interior de estos. El punto ayuda al lector a percibir cómo está organizado el texto. En cambio, la coma le orienta sobre la estructura de los enunciados individuales que se suceden a lo largo de un texto. El uno se mueve en el nivel de la macroestructura y la otra, en el de la microestructura.
Una pequeña excursión etimológica nos va a ayudar a comprender mejor cuál es la función de nuestra querida amiga. La denominación coma la hemos heredado del latín comma. A su vez, nuestros antepasados romanos tomaron este nombre prestado de sus vecinos los griegos. El verbo griego koptein significa ‘cortar, trocear’. De ahí se deriva el sustantivo kómma, que significa ‘corte, trozo’. Originariamente, este nombre se utilizaba para referirse a las diferentes partes que se podían identificar en el interior de un verso o de una oración gramatical. Después se empezó a utilizar para referirse al signo que marcaba el límite entre dichas partes. La coma sirve para marcar el límite de diferentes partes o trozos que conviene aislar en el interior de un enunciado. Ya iremos viendo cuáles son.
Por cierto, la coma (signo de puntuación) no tiene nada que ver con el coma (estado patológico de pérdida de conciencia). En castellano han confluido en una misma forma por casualidades de la fonética de nuestra lengua. En griego eran palabras diferentes con pronunciaciones diferentes. El nombre del signo de puntuación se escribía con ómicron y doble mi: κόμμα. En cambio, el coma que te deja inconsciente llevaba una omega como la copa de un pino y una sola mi: κῶμα. Ese sustantivo significaba en griego clásico ‘sueño profundo’. Ni que decir tiene que no hay relación alguna con coma del verbo comer.
Estamos diciendo que la función de la coma consiste en orientar al lector sobre la estructura de los enunciados. Por eso, para emplearla debidamente, tienes que percibir tú en primer lugar cuáles son los límites de esas partes que se pueden identificar en el interior de los enunciados. A partir de ahí, empezarás a estar en situación de tomar decisiones sobre cuáles conviene aislar con coma y cuáles no. Para esto, te van a resultar de gran ayuda los trucos y normas generales que te voy a ir proporcionando en las siguientes lecciones.
El punto y la coma son a la escritura lo que el pan y el agua son a la dieta (por lo menos, en un país mediterráneo como esta España mía de mis pecados). Son la base. No pueden faltar en ninguna comida. Si tienes pan y agua en la despensa, ya sabes que no te vas a morir de hambre. Si eres capaz de manejar puntos y comas, te puedes lanzar a escribir. Eso es lo primero que conviene asegurar. No obstante, la gente no se suele conformar con una dieta a base de pan y agua. Tú tampoco te querrás quedar solamente con el punto y la coma (pero ya iremos hablando de eso más adelante).
Por lo general, la coma se nos resiste porque acumula multitud de funciones. Además, para terminar de complicarnos la vida, es un signo que se mueve entre lo obligatorio y lo opcional. Ahí se te van a dar tres situaciones.
- Algunas comas son obligatorias. Por ejemplo, una enumeración estaría mal puntuada sin ellas.
- En cambio, otras comas es obligatorio no ponerlas. Destaca entre ellas la famosa coma criminal, que es la que se desliza entre sujeto y verbo. De hecho, con la coma se suele pecar más por exceso que por defecto, como iremos viendo.
- Después hay infinidad de usos de la coma donde puedes elegir.
Las comas que es obligatorio utilizar y las que es obligatorio omitir son las más fáciles. Al final, su uso (o no) se deriva de unas reglas medidas y tasadas. Las más escurridizas son las opcionales. Para empezar, las reglas no están tan bien definidas como las de los casos obligatorios. Pero, sobre todo, te obligan a tomar decisiones a cada paso. ¿Qué hago: la pongo o no la pongo?
A menudo, las dos opciones serán correctas desde el punto de vista ortográfico. El inclinarse por la una o la otra tiene mucho que ver con el estilo y la intención de quien escribe. El utilizarla o no también tendrá consecuencias para tu lector: unas opciones le harán la vida más fácil y otras, más complicada.
No pierdas de vista esto último. Una de las diferencias fundamentales entre el escritor inexperto y el experto está en entender para quién es el texto. ¿Es para mí? ¿Es para mi lector? ¿Para quién es?
Es verdad que resulta complicado utilizar este signo, pero yo te voy a dar orientaciones para que lo sea menos. En realidad, muchas veces, esa complicación nos la buscamos nosotros solitos. A menudo, existen alternativas que tienen una doble ventaja: son una ayuda para quien escribe y para quien lee. Yo estaré ahí para avisarte. En cualquier caso, a medida que vayas ganando destreza en el uso de la coma vas a ir tomándole el gusto porque notarás que la vas dominando tú a ella y no al revés.
Si te das cuenta, hasta aquí no he mencionado en ningún momento las pausas. Sin embargo, a todos nos han enseñado desde pequeñitos aquello de que la coma sirve para representar una pausa breve. Después venía el punto, que ya era una pausa más larguita, y en algún espacio intermedio se situaba el punto y coma, que supuestamente era una pausa entre corta y larga (no se sabía muy bien).
Según eso, para escribir había que estar con el cronómetro en una mano y el bolígrafo en la otra. Déjame que te desengañe. Todo eso es mentira. Como tantas mentiras, tiene un origen remoto en la verdad y por eso resulta más dañina. Le dedicaremos un capítulo a esa cuestión, pero ya te adelanto que solamente sirve para confundir a la gente y para cometer faltas de puntuación como un castillo.
Y ya que nos ponemos, te voy a dar un consejo. Te conviene ir poniendo las comas en su sitio a medida que escribes. A menudo me he encontrado alumnos que primero escribían y después espolvoreaban comas aquí y allá. Es una mala estrategia. Llegados a este punto, se impone resolver un ejercicio.
Ejercicio
Combinatoria
A mí siempre me gusta empezar estos cursos hablando de la combinatoria de cada signo. Los signos de puntuación tienen su propia sintaxis: pueden aparecer o no en determinadas posiciones en relación con las palabras y con los otros signos. Además, solamente son posibles ciertas combinaciones de signos.
Son cuestiones formales que generan multitud de dudas. Existe una base común a los diferentes signos, pero después cada uno presenta sus matices, que es necesario conocer.
Posición
La coma (,) se escribe en la parte inferior del renglón. Se diferencia en esto de otros dos signos:
- el apóstrofo,
- las comillas simples de cierre.
Estos dos presentan la misma forma que la coma, pero revolotean alegremente por encima del renglón (’). Por cierto, no hay que confundir el apóstrofo con el apóstrofe. El apóstrofo es un signo de puntuación. Apenas tiene uso en español, pero sí que lo encontrarás a menudo en otras lenguas, como el inglés (it’s) o el francés (c’est). En cambio, el apóstrofe es una figura retórica que consiste en dirigirse con cierta intensidad a alguien o a algo.
Volviendo a la coma, esta se escribe pegada a la palabra anterior y separada con un espacio de la que sigue, como puedes comprobar en el ejemplo:
(1) Sí, la coma es la reina de los signos de puntuación.
Como todos sabemos, a continuación de la coma se escribe minúscula. Esto no tiene mayor misterio, pero mi obligación es explicarlo.
Esta otra versión del ejemplo está mal porque he dejado la coma flotando entre las palabras:
(2) Sí , la coma es la reina de los signos de puntuación.
Por supuesto, esto otro es totalmente incorrecto:
(3) Sí ,la coma es la reina de los signos de puntuación.
En esta ocasión, el problema estaba en que la coma se había pegado a la palabra equivocada. Es algo que se ve con relativa frecuencia en documentos elaborados por escritores inexpertos. A lo largo de mi vida como profesor he tenido que corregir muchas de estas.
Si la coma se combina con otro signo de puntuación, no se deja espacio en blanco entre los dos signos, pero sí respecto de la palabra siguiente:
(4) «De aquellos polvos vienen estos lodos», repetía sentencioso el pastor.
En el ejemplo de arriba, las comillas de cierre se abrazan a la palabra anterior, la coma se pega a las comillas en plan cariñoso y todo el conjunto se separa con espacio de la palabra que viene a continuación.
Incompatibilidades
La coma es incompatible con estos signos:
- punto (.)
- punto y coma (;)
- dos puntos (:)
La razón es que los cuatro presentan funciones que se solapan en parte. Eso explica que no puedan aparecer juntos. Por eso mismo, a menudo podrás escoger entre la coma y alguno de estos otros. Al hacerlo, introducirás diferentes matices en tu texto.
Compatibilidades
Necesito comenzar este apartado haciendo una salvedad respecto del anterior. Es verdad que la coma es incompatible con el punto (así, en general). No obstante, sí que se combina con dos tipos especiales de punto:
- el punto abreviativo,
- los puntos suspensivos.
El punto abreviativo no es un verdadero signo de puntuación. Es una marca que dejas en el texto para indicarle al lector que lo que tiene ante sus ojos no es una palabra completa, sino una parte de una palabra que tendrá que reconstruir. El punto abreviativo forma parte integral de la abreviatura. Por eso, no se lo podemos quitar aunque aparezca una coma a continuación. Esto está bien:
(5) Como saben Uds., sí que es posible combinar un punto con una coma en una abreviatura.
Lógicamente, cuando el punto abreviativo se combina con la coma, primero aparece el uno y detrás viene la otra. El punto abreviativo forma parte de la abreviatura. Por tanto, no tendría sentido interponer una coma entre las letras y el punto. Esta otra versión del ejemplo está mal porque me he merendado el punto de la abreviatura:
(6) Como saben Uds, sí que es posible combinar un punto con una coma en una abreviatura.
Los puntos suspensivos siguen el mismo orden que acabamos de ver: primero aparecen ellos y, a continuación, viene la coma. Imagínate que estamos pasando lista en una excursión:
(7) Florencio…, Fruela…, Sisebuto…, Sofonisba…, Paquita… ¡Estamos todos! ¡Vámonos!
En el ejemplo anterior tienes varias muestras de la combinación de puntos suspensivos con coma. Además, la coma es compatible con el cierre de cualquiera de los signos dobles:
- interrogación: ?
- exclamación: !
- paréntesis: )
- corchetes: ]
- rayas: —
- comillas dobles: »
- comillas simples: ’
Se repite aquí el orden que veíamos anteriormente. Siempre va a aparecer primero el signo de cierre y, a continuación, la coma.
Nos vamos a fijar especialmente en la combinación de coma con signo de interrogación o exclamación. Este es un caso interesante porque tiene consecuencias para el uso de mayúsculas y minúsculas. Te muestro un ejemplo:
(8) Sisebuto, ¿quién lo hubiera sospechado?, era un ávido lector de novela romántica.
En primer lugar, ves que el orden es el previsto: primero se cierra la interrogación y a continuación aparece la coma. El signo de interrogación se pega a la palabra anterior, la coma se pega al signo de interrogación y se deja un espacio en blanco con la palabra siguiente.
Ya habrás notado que, inmediatamente después, he empezado a escribir con minúscula. Normalmente, cuando se cierra una interrogación hay que continuar con mayúscula. La regla mnemotécnica es que el signo de cierre de interrogación contiene un punto y que por eso es necesaria la mayúscula. Sin embargo, la presencia de la coma anula el efecto de ese punto, tal como puedes comprobar arriba. Esto mismo se aplica cuando encadeno varias preguntas separadas por comas:
(9) ¿Vendrá?, ¿no vendrá?, ¿se quedará viendo el fútbol?
Si no estuvieran ahí las comas, habría que comenzar en cada caso con mayúscula:
(10) ¿Vendrá? ¿No vendrá? ¿Se quedará viendo el fútbol?
Las dos formas de puntuar el ejemplo son posibles y correctas. En la versión con comas, estoy dando a entender que hay una relación entre unas preguntas y otras. En la versión sin comas no doy pistas al respecto. No obstante, lo que me interesa aquí es que nos fijemos bien en las cuestiones formales.
El signo de cierre de exclamación se comporta de la misma manera. Te muestro un ejemplo:
(11) ¡Niños!, venid aquí ahora mismo.
Después de la coma continúo con minúscula porque eso es lo que corresponde detrás de ese signo. Nuevamente, la coma anula la mayúscula que vendría dictada por el de cierre de exclamación.
También puedo encadenar varias exclamaciones, de manera análoga a lo que veíamos para las preguntas:
(12) ¡Horror!, ¡terror!, ¡furor!
Para este ejemplo, podemos prescindir tranquilamente de las comas:
(13) ¡Horror! ¡Terror! ¡Furor!
Naturalmente, en cuanto desaparecen las comas, las mayúsculas vuelven a ocupar sus posiciones esperadas porque el signo de cierre de exclamación vuelve a hacer las veces de un punto normal y corriente.
Ya que nos ponemos, te voy a proponer también un ejemplo con paréntesis:
(14) Aunque no te lo creas (que no te lo creerás), este chuletón es apto para veganos.
El orden de los signos y la distribución de espacios son los previsibles. En este caso, el uso de la minúscula no tiene nada de destacable.
Para las comillas voy a rescatar un ejemplo de más arriba:
(15) «De aquellos polvos vienen estos lodos», repetía sentencioso el pastor.
Muchas personas tienen la costumbre de puntuar ejemplos como este de esta otra manera:
(16) «De aquellos polvos vienen estos lodos,» repetía sentencioso el pastor.
Seguro que te has encontrado alguna vez esa coma encajada entre la palabra y el cierre de comillas. Sin embargo, ya sabemos que eso es incorrecto.
En definitiva, cuando la coma se combina con otro signo de puntuación, el orden es siempre el mismo:
- Primero aparece el otro signo.
- A continuación se escribe la coma.
Con llamada de nota
Otra cuestión que suele plantear dudas es cómo proceder cuando coincide la coma con una llamada de nota a pie o de nota final. La Ortografía de la lengua española acepta dos procedimientos.
El primero consiste en encajar la llamada de nota entre la palabra y la coma:
(17) Tras años y años de guerras intestinas1, el imperio se hallaba al borde del colapso.
———
1Su origen se hallaba en la polémica por el culto de la taba incorrupta de san Getulio.
Como te puedes imaginar, el segundo procedimiento consiste en colocar primero la coma y después la llamada de nota:
(18) Tras años y años de guerras intestinas,1 el imperio se hallaba al borde del colapso.
———
1Su origen se hallaba en la polémica por el culto de la taba incorrupta de san Getulio.
Uno y otro procedimiento están avalados por la tradición ortográfica y ortotipográfica del español. Lo único que se nos puede exigir es coherencia. Una vez que nos hemos decidido por uno de ellos, debemos mantenerlo ya en todo el documento. Lo contrario sirve solamente para desorientar al lector.
Antes de que me lo preguntes, te comento que san(ta) se escribe con minúscula. Fue otro de los regalitos que nos dejó la Ortografía de la lengua española de 2010. De hecho, yo estoy convencido de que lo de la tilde de solo fue la mejor maniobra de distracción de la historia. Mientras la gente se enzarzaba en las redes sociales por un quítame allá esa tilde, nuestros queridos académicos ponían patas arriba el uso tradicional de mayúsculas y minúsculas. Y nadie dijo esta boca es mía.
Antes de terminar este capítulo, quiero hacer una aclaración. Cuestiones como la colocación de la llamada de nota se salen propiamente del ámbito de la ortografía. En realidad, se adentran en el terreno de las normas de estilo de editoriales, medios de comunicación, universidades, instituciones, etc. Si tu texto está sujeto a algún tipo de normas de estilo, tendrás que atenerte a ellas. De lo contrario, te expones a que no te lo acepten para su publicación.
Ejercicio
Te he preparado un ejercicio para que practiques todo lo que has aprendido en este capítulo: