Me suena a chino: expresiones idiomáticas e incomprensión

Nunca se ha viajado tanto como hoy

Los seres humanos del siglo XXI tenemos la fortuna de viajar. Nunca en la historia de la humanidad ha habido un movimiento de personas tan intenso como el que estamos viviendo en nuestros días. Viajamos a lo largo y ancho del planeta y lo hacemos por placer, por negocios, para estudiar, para inspirarnos, para estimularnos, para relajarnos…

Una persona puede desplazarse de Ámsterdam a Nueva York y, desde allí, saltar a Shanghai. En estas idas y venidas, descubre a menudo los retos que supone comunicarse en lenguas extranjeras con personas que pertenecen a culturas diferentes. Es lo que tienen los viajes.

En nuestros días, se han multiplicado las ocasiones para no enterarnos de nada porque nos movemos más a menudo y más deprisa que nunca. Esta experiencia de la incomprensión está al alcance de más personas que nunca gracias a los vuelos baratos, a los apartamentos turísticos, a los intercambios de casas…

Nuestros antepasados también viajaban

Formulario suscripción (#5)

Suscríbete
gratis

Los errores de ortografía, gramática y redacción minan la credibilidad. El boletín del Blog de Lengua te ofrece artículos y vídeos semanales para escribir mejor. Recíbelos cómodamente sin ningún coste. Además, te llevarás gratis un manual de acentuación en PDF.

Sin embargo, nuestros antepasados también se viajaban. Lo hacían a su ritmo y en la medida de sus posibilidades, pero lo hacían. Ellos también sufrieron las consecuencias de no enterarse de nada cuando te hablan. Eso ha dejado rastros en el idioma y en la cultura en forma de expresiones idiomáticas.

Qué son las expresiones idiomáticas

Las expresiones idiomáticas son secuencias de palabras que significan en bloque. Su significado no es la suma del significado de cada palabra, sino que poseen un significado global que resulta imprevisible. Por ejemplo, meter la pata es una expresión idiomática. Alguien que entiende el significado del verbo meter y del sustantivo pata todavía no está captando lo que quiere decir esa secuencia de palabras, que casi siempre se emplea para dar a entender que nos hemos equivocado.

Las expresiones idiomáticas son vocabulario. De hecho, es una parcela del vocabulario que necesitas aprender en tu lengua materna y, sobre todo, cuando estudias una lengua extranjera. En este último caso, constituye todo un desafío asimilar este tipo de vocabulario y manejarlo con soltura en la comunicación.

Expresiones idiomáticas de la incomprensión

En español empleamos diferentes expresiones idiomáticas cuando no entendemos algo. Sin ir más lejos, en mi país, que es España, usamos esta:

(1) Esto me suena a chino.

Estas expresiones son muy reveladoras desde el punto de vista cultural. Dejan al descubierto nuestros estereotipos. También nos da pistas sobre qué culturas sentimos como más cercanas o más lejanas, con cuáles mantenemos una comunicación más intensa y cuáles percibimos como exóticas. Además, nos hallamos ante un fenómeno que probablemente es universal.

Lo que no se entiende es siempre lo que dice el otro. Nunca se nos ocurre pensar que lo nuestro puede llegar a desconcertar a los demás. En España le atribuimos a China todo lo incomprensible. En cambio, a los alemanes les suena raro lo español:

(2) Das kommt mir Spanisch vor.

Literalmente, esa expresión significa ‘Eso me parece español’ o ‘Me suena a español’. Ya ves que todo es cuestión de perspectiva. Pero ¡cuidado! Los germanos no son los únicos que perciben esta península del sur de Europa como un lugar exótico e incomprensible. Otros pueblos centroeuropeos concuerdan con ellos. Por ejemplo, los checos, cuando no entienden, dicen que eso es un pueblo español:

(3) To je pro mě španělská vesnice.

Yo estudié Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid. Nada más terminar la carrera, conseguí un trabajo como profesor de español en la Universidad de Bohemia Occidental, en la República Checa. Era el sueño de cualquier estudiante de filología. Era mi gran oportunidad.

Me presenté en Chequia a primeros de septiembre para comenzar el curso. Llegaba allí dispuesto a enseñar el idioma de Cervantes a mis alumnos checos. Sin embargo, antes de que yo pudiera abrir la boca, ellos ya me estaban enseñando esa expresión. Te puedo asegurar que se divirtieron un rato con mis primeros intentos de pronunciar la lengua checa, con esa exuberancia de consonantes que la caracteriza.

¡Bien! Volvamos a las relaciones de incomprensión entre los pueblos. Estas no se agotan en los ejemplos que te he mostrado. En realidad, esto es un círculo. Los alemanes cuentan con una expresión equivalente a la de los checos. Sin embargo, para ellos, lo raro no son los pueblos españoles, sino los de Bohemia (¡esto se lo dedico a mis antiguos alumnos!). Esta es la expresión alemana:

(4) Das sind mir böhmische Dörfer (‘Eso son pueblos de Bohemia para mí’).

Por su parte, los polacos dicen que es como tragarse un sermón en turco:

(5) Być na tureckim kazaniu

Son muchas las expresiones de este tipo. La lengua incomprensible va cambiando según países y culturas. Te propongo unos cuantos ejemplos más. A los franceses se les atraganta el griego:

(6) C’est du grec pour moi.

A los ingleses les pasa lo mismo:

(7) It’s greek to me!.

En cambio, los italianos no se enteran cuando les hablan en árabe:

(8) Per me è arabo.

A los finlandenses se les resiste el hebreo:

(9) Se on minulle hepreaa.

Son solo algunos ejemplos. Si te pones a indagar, descubrirás infinidad de variantes en estas lenguas y en otras.

La imagen de los españoles en otros países

Volviendo a la imagen de los españoles, para los franceses hablar francés como una vaca española es hablarlo muy mal:

(10) Il parle français comme une vache espagnole.

Vamos, que no hay quien nos entienda. Se ve que enseguida corrió la voz por Europa de que no se nos dan bien los idiomas.

Eso sí, el temperamento español se ha ganado a pulso una fama en el mundo entero. Por eso, en alemán, cuando alguien tiene mucho amor propio, se dice que es orgulloso como un español:

(11) Stolz wie ein Spanier!

En fin, no es lo peor que puede ser uno.

¿Cómo funciona esto en tu país?