Los demostrativos no se acentúan. Esta es la regla desde la publicación de la Ortografía de la lengua española de 2010.
Con las antiguas reglas de acentuación se podía emplear la tilde diacrítica para deshacer algunos casos de ambigüedad. Si alguien le tiene mucho apego a esa antigua norma, la puede seguir utilizando, pero se desaconseja. Tienes explicada abajo la versión antigua a título meramente informativo.
Versión antigua de las reglas de acentuación de los demostrativos:
En la inmensa mayoría de los casos es correcto escribir los demostrativos sin tilde.
En español tenemos tres series de demostrativos:
(1) Este – esta – esto – estos – estas
(2) Ese – esa – eso – esos – esas
(3) Aquel – aquella- aquello – aquellos – aquellas
Los demostrativos pueden funcionar como adjetivos o como pronombres. Cuando funcionan como adjetivos, modifican a un sustantivo:
(4) Quiero esa camisa
Cuando funcionan como adjetivos, nunca se acentúan.
Cuando son pronombres, desempeñan la función de un nombre o, para ser más exactos, de un sintagma nominal completo:
(5) Quiero esa
Cuando funcionan como pronombres, algunos de ellos (no todos) puede ser obligatorio acentuarlos (en la práctica, casi nunca). Para empezar, nunca llevan tilde las formas neutras:
Esto – eso – aquello nunca se acentúan
¿Por qué? Esa tilde es diacrítica, o sea, evita que confundamos palabras diferentes que se escriben igual. Nunca puede haber confusión con las formas neutras porque solo pueden ser pronombres. Podemos escribir:
(6) Esto es increíble
Lo que no podemos hacer nunca es combinar esa forma del demostrativo con un nombre: esto árbol.
El resto de las formas pronominales solo es obligatorio acentuarlas si se puedan confundir con la forma adjetiva y dar lugar a interpretaciones erróneas, por ejemplo:
(7a) Matilde dejó a ese tonto
(8a) Matilde dejó a ése tonto
La tilde nos indica que tenemos que interpretarlas así, respectivamente:
(7b) Matilde abandonó a ese tonto
(8b) A ese Matilde lo dejó tonto
Hasta aquí, en teoría, todo está muy bien. En la práctica, lo que hay que hacer es redactar de forma más clara. Las oraciones (7a) y (8a) tenemos que leerlas dos veces para enterarnos de lo que nos están diciendo. En cambio, (7b) y (8b) se entienden a la primera.
No hay más casos obligatorios. Cuando los demostrativos se utilizan como pronombres sin dar lugar a ambigüedad, el acento es facultativo, es decir, queda a nuestro criterio el ponerlo. Sin embargo, es preferible no hacerlo. Cuando hay dos posibilidades correctas, y una es más sencilla, se prefiere la sencilla.
En resumen, si tenemos una tilde en un demostrativo, hay que leer otra vez esa oración. Si la tilde no es obligatoria, es mejor quitarla; y si lo es, es mejor rehacer la oración.
Descárgate un manual de acentuación en pdf.