La tilde de los demostrativos

Los demostrativos no se acentúan. Esta es la regla desde la publicación de la Ortografía de la lengua española de 2010.

Con las antiguas reglas de acentuación se podía emplear la tilde diacrítica para deshacer algunos casos de ambigüedad. Si alguien le tiene mucho apego a esa antigua norma, la puede seguir utilizando, pero se desaconseja. Tienes explicada abajo la versión antigua a título meramente informativo.

Versión antigua de las reglas de acentuación de los demostrativos:

En la inmensa mayoría de los casos es correcto escribir los demostrativos sin tilde.

En español tenemos tres series de demostrativos:

Formulario suscripción (#5)

Suscríbete
gratis

Los errores de ortografía, gramática y redacción minan la credibilidad. El boletín del Blog de Lengua te ofrece artículos y vídeos semanales para escribir mejor. Recíbelos cómodamente sin ningún coste. Además, te llevarás gratis un manual de acentuación en PDF.

(1) Este – esta – esto – estos – estas

(2) Ese – esa – eso – esos – esas

(3) Aquel – aquella- aquello – aquellos – aquellas

Los demostrativos pueden funcionar como adjetivos o como pronombres. Cuando funcionan como adjetivos, modifican a un sustantivo:

(4) Quiero esa camisa

Cuando funcionan como adjetivos, nunca se acentúan.

Cuando son pronombres, desempeñan la función de un nombre o, para ser más exactos, de un sintagma nominal completo:

(5) Quiero esa

Cuando funcionan como pronombres, algunos de ellos (no todos) puede ser obligatorio acentuarlos (en la práctica, casi nunca). Para empezar, nunca llevan tilde las formas neutras:

Esto – eso – aquello nunca se acentúan

¿Por qué? Esa tilde es diacrítica, o sea, evita que confundamos palabras diferentes que se escriben igual. Nunca puede haber confusión con las formas neutras porque solo pueden ser pronombres. Podemos escribir:

(6) Esto es increíble

Lo que no podemos hacer nunca es combinar esa forma del demostrativo con un nombre: esto árbol.

El resto de las formas pronominales solo es obligatorio acentuarlas si se puedan confundir con la forma adjetiva y dar lugar a interpretaciones erróneas, por ejemplo:

(7a) Matilde dejó a ese tonto
(8a) Matilde dejó a ése tonto

La tilde nos indica que tenemos que interpretarlas así, respectivamente:

(7b) Matilde abandonó a ese tonto
(8b) A ese Matilde lo dejó tonto

Hasta aquí, en teoría, todo está muy bien. En la práctica, lo que hay que hacer es redactar de forma más clara. Las oraciones (7a) y (8a) tenemos que leerlas dos veces para enterarnos de lo que nos están diciendo. En cambio, (7b) y (8b) se entienden a la primera.

No hay más casos obligatorios. Cuando los demostrativos se utilizan como pronombres sin dar lugar a ambigüedad, el acento es facultativo, es decir, queda a nuestro criterio el ponerlo. Sin embargo, es preferible no hacerlo. Cuando hay dos posibilidades correctas, y una es más sencilla, se prefiere la sencilla.

En resumen, si tenemos una tilde en un demostrativo, hay que leer otra vez esa oración. Si la tilde no es obligatoria, es mejor quitarla; y si lo es, es mejor rehacer la oración.

Descárgate un manual de acentuación en pdf.

1 comentario en “La tilde de los demostrativos”

  1. El español ha sido seguramente la lengua escrita mejor regulada. Comparándola con ese caos del inglés o de otras lenguas como las nórdicas, muestran claramente el valor que ha tenido nuestra gramática y nuestra Academia. El español tiene cinco vocales claras, carece de consonantes dobles en la medida de otras lenguas y, con su regulación del acento ha mantenido una gran claridad semántica.
    Dejar de distinguir, por ejemplo, “solo” y “sólo” es una zancadilla al idioma escrito. A veces se establece la diferencia mediante la colocación del adjetivo o el adverbio (“un hombre solo” o ”un solo hombre”. Pero es sumamente útil deshacer equívocos en muchos otros casos. Al fin todo se trata de una diferencia casi imperceptible de pronunciación que el acento indica perfectamente y que un hispanohablante expresa quizá inconscientemente, pero ayuda a un aprendiz de nuestra lengua a usarla con más autenticidad. Las normas del acento han sido siempre utilísimas. A veces se trata de distinciones semánticas: cántara, cantara, cantará, por ejemplo. Gracias al acento no confundimos las ingles con el inglés. Lo que trata ahora de suprimir la RAE es la diferenciación gramatical (uso adverbial o adjetivo de una misma palabra, por ejemplo). Lo cual supone, sin embargo, una diferencia semántica menos notoria (“sólo” equivale a “solamente”). ¿Qué necesidad hay de hacer más confusa la lengua? El uso del acento nos hace más observantes. ¿O es que vamos a tener que suprimir el lema de la RAE: “Limpia, fija y da esplendor”?

Los comentarios están cerrados.