Las palabras latinas que son de uso corriente en castellano se acentúan siguiendo las reglas generales. He aquí algunos ejemplos:
(1) Palabras agudas: tedeum
(2) Palabras llanas: súmmum, referéndum, superávit
(3) Palabras esdrújulas: currículum, déficit
En (1) tenemos una palabra que no recibe tilde por ser aguda terminada en -m. En (2) se contienen palabras llanas que necesitan tilde por su terminación y en (3) encontramos una serie de esdrújulas que, como tales, no queda más remedio que tildar. Estas palabras se tratan a todos los efectos ortográficos como cualquier palabra castellana.
En cambio, con las expresiones latinas se procede de otra forma. Cuando lo que tenemos no son palabras aisladas, sino secuencias de dos o más palabras, la norma es que mantienen la grafía original, es decir, sin tilde, ya que esta no existía en latín. Además se deben señalar con cursiva o, si estamos escribiendo a mano, entrecomillándolas. La razón es que desde la publicación de la Ortografía de la lengua española de 2010, estas expresiones se tratan ortográficamente como extranjerismos. Aquí tenemos algunos ejemplos:
(4) Envíenos su curriculum vitae. Nos gustaría verlo.
(5) Se celebrará un funeral corpore insepulto.
(6) Dicen que Poe murió de delirium tremens.
Todas las precauciones son pocas con los latinismos. Lo más recomendable es evitarlos siempre que exista una alternativa castellana.
Y después de la teoría, nada como hacer unos ejercicios para practicar.
Tienes más ejercicios y más explicaciones en mi manual de acentuación.