El adjetivo grande cuenta con una forma apocopada gran. Esta aparece cuando precede a un nombre en singular. Da lo mismo que el nombre sea masculino (1) o femenino (2):
(1) Una noche hubo un gran alboroto en la terraza del bar y el camarero fue a buscar a los vigilantes [Roberto Bolaño: La pista de hielo].
(2) Si el terror es una mística, la política es una ciencia que en los momentos de gran inspiración puede convertirse en un arte [Manuel Vicent: Nadie muere la víspera].
Es indiferente que se interponga alguna otra palabra entre gran y el nombre:
(3) Se incorporaron al grupo y recuerdo que al borde del mar, en un bar que tenía mucho de rústico, pasamos nuestra gran última noche [Abelardo Sánchez León: El hombre de la azotea].
En el ejemplo (3), el adjetivo gran está separado del sustantivo noche por última, pero se mantiene la apócope.
Cuando el número es plural, se emplea la forma plena grande, como podemos comprobar por partida doble en el ejemplo (4):
(4) Tenía el pelo rubio, azules los ojos, grandes manos, grandes pies y un gran corazón [Corín Tellado: Has de ser tú].
Y, naturalmente, cuando el adjetivo va a continuación del nombre, la única forma posible es grande, tanto en singular como en plural, en masculino como en femenino. Con un ejemplo nos bastará:
(5) Arreglé el agujero grande en la chaqueta del pijama de Joe [Zenobia Camprubí: Diario de juventud].
Además hay un caso excepcional que conviene conocer, aunque no sea muy frecuente. Se utiliza la forma plena en la construcción más grande antepuesta a un sustantivo:
(6) Steve Jobs fue Steve Jobs porque fue el más grande genio empresarial, pero también porque creció en el Silicon Valley chispeante de la década de 1970 [Juan Martínez-Barea: El mundo que viene].
Por último, recordaré que gran/grande es uno de los adjetivos que pueden cambiar de significado al cambiar de posición.